CEREBELO
CEREBELO
El cerebelo es mucho más que
una especie de hermano menor de la neocorteza, arrinconada medio oculta entre
el lóbulo occipital y el tronco del encéfalo. De hecho, esta curiosa estructura
semejante a un ovillo de lana aplanado es una de las partes del cerebro más
importantes.
Es
más, se considera que en la mayoría de los casos el buen funcionamiento del
cerebelo es indispensable para que podamos sobrevivir
Aunque es una estructura aparentemente bastante discreta por estar
oculta en parte por la corteza cerebral, el cerebelo es una de las zonas del
encéfalo con mayor densidad de neuronas. De hecho, aproximadamente la mitad de las neuronas del cerebro están ubicadas en esta
estructura.
Las funciones del cerebelo
Hace ya años
que se viene relacionando el funcionamiento del cerebelo y la coordinación
de la activación de los músculos. Así, se consideraba que la tarea del cerebelo
era, básicamente, hacer posible que mantengamos el equilibrio, que podamos
coordinar movimientos simples y complejos y, en general, que los músculos de
nuestro cuerpo respondan de manera fiel y eficaz a las órdenes que emite el
cerebro. El cerebelo en la regulación de las emociones
Una de las vías de
conexión del cerebelo unen esta estructura con amplias zonas del sistema
límbico, que es el que está relacionado con la aparición y mantenimiento a lo
largo del tiempo de los estados emocionales que tiñen nuestras experiencias. Al
estar en comunicación con estructuras como la amígdala, el cerebelo tiene
la capacidad de intervenir en la regulación de los estados emocionales que van
apareciendo.
Así, por ejemplo, parte
de las funciones del cerebelo tienen que ver con crear asociaciones entre
sensaciones y sentimientos, lo cual sirve como apoyo para futuros aprendizajes
al relacionar ciertas experiencias con sentimientos concretos.
El cerebelo y los procesos
cognitivos
El hecho de que el
cerebelo tenga tal densidad de neuronas y que esté conectado con amplias zonas
de la corteza cerebral hace que la idea de que tenga algo que ver en procesos
cognitivos como la memoria o
la gestión de la atención no suene descabellada. Actualmente hay algunas
investigaciones que apuntan en esa dirección.
El cerebelo y la coordinación
motora
Las antiguas ideas
sobre el papel del cerebelo como centro de coordinación de la activación
muscular no han sido refutadas. Hoy se sigue considerando que esta estructura
tiene un papel protagonista en la coordinación de movimientos, mantenimiento
del equilibrio y monitorización de las señales neuronales encaminadas a activar
músculos.
Como el cerebelo está
conectado a muchas zonas del cerebro, cruza la información motora
elaborada en las regiones superiores del cerebro con la información motora más
"concreta" y operacional dirigida a activar fibras musculares, y
comprueba que no haya incoherencias entre ambas. Además, hay un debate
generado alrededor de la posibilidad de que una de las funciones del cerebelo
sea el aprendizaje motor, es decir, la capacidad de ir puliendo un patrón de
movimientos para que se vaya perfeccionando cada vez más.
Estructura del cerebelo
Los hemisferios del cerebelo
El cerebelo se parece
al resto del encéfalo en que también está cubierto por una capa de células que
crean una superficie rugosa y llena de pliegues. Aunque, eso sí, en el caso del
cerebelo estos pliegues son aún más apretados y finos, tal y como se puede ver
a simple vista. Es por eso que a una de las estructuras o subregiones del
cerebelo se la conoce como córtex cerebeloso.
La corteza del
cerebelo se divide en dos hemisferios cerebelosos, del mismo modo en el que el
córtex cerebral se divide en un hemisferio derecho y otro izquierdo. En el
medio de estos hemisferios se encuentra una región llamada vermis, que es
una franja vertical que une ambas partes y las conecta entre sí.
Los lóbulos del cerebelo
Más allá de esta
clasificación de partes de la corteza cerebelosa, hay varios lóbulos del
cerebelo, del mismo modo en el que cada hemisferio de la corteza cerebral se
divide en lóbulos del
cerebro. Estos lóbulos son el lóbulo anterior, el lóbulo posterior,
y el lóbulo floculonodular, ordenados desde la parte superior a la inferior.
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